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“Manuel, está cursando el tercer grado en la escuela, es el ciclo primario. Desde que empezó el primer grado sus nuevos compañeros comenzaron a sacarle o romperle los útiles, cargadas y juegos forzados en los recreos.., en segundo grado aumentaron los asedios de sus compañeros, insultos y caídas que algunas veces dejaban marcas, pero que Manuel sólo decía eran por tropiezos.
Hoy , en el tercer grado, Manuel es acosado cada día, especialmente en los recreos, también es golpeado por algunos de sus compañeros, su rendimiento escolar ha bajado mucho, no puede concentrarse y es centro de enojos de algunos maestros. Lo han llevado con asistente escolar y de ahí lo derivaron a terapia psicológica, sin embargo los niños que lo agreden no están en tratamiento.

Manuel, mi hijo, está marcado por sus compañeros violentos, ahora las autoridades de la Escuela estudian cambiarlo de aula con otro grupo, y los otros chicos siguen igual, lo que me parece injusto porque todos tendrían que estar en tratamiento y ser sancionados. La escuela alega que cita a los padres de estos niños y éstos no se presentan.., es realmente angustiante cada día dejar en la escuela a mi hijo, tengo miedo de que lo sigan lastimando..Estoy haciendo lo posible por cambiarlo de escuela…….”

“Otra de las formas del facilismo es la de la explicación psicologista, particularizada en un niño, en una niña, con determinadas características personales, en una institución, en un pueblo o barrio, cuyas tramas se cruzarían de manera tal, que terminarían convirtiendo a la víctima de un conjunto de determinaciones,en victimaria…”(Violencia Social-Violencia Escolar. Silvia Bleichmar)

Sabemos que la familia y la escuela son instituciones y lugares de interacción, donde se van formando y marcando la vida de las personas. Sin embargo, la familia y la escuela han sufrido grandes cambios, grandes mutaciones, a lo largo de las últimas décadas. Entonces la Escuela se ve obligada a tratar con las realidades que se viven hoy en relación con las familias.

La familia actual ya no es más como aquellas familias tipo, que aparecían en libros de texto tradicionales, actualmente son familias que prácticamente han dejado de lado las relaciones de parentesco, cada generación cuida a la siguiente, o muchas veces se cuidan los miembros de una misma generación, por ej. hermanitos mayores cuidando a sus hermanitos menores o bebés…

Podemos decir que, lamentablemente, en estas familias “no hay proyecto”, entonces el tiempo es un eterno presente, el día a día. Los padres o tutores no disponen de tiempo (o no quieren disponer del tiempo) necesario con los hijos para proyectar un futuro, porque en realidad no tienen proyectos por lo tanto “no hay un futuro” para estos hijos. Y así vamos viendo chicos y chicas muchas horas del día en la calle, en las esquinas, con falta de rutinas, sin horarios o con horarios trastocados, como un tiempo presente eterno al que no lo encuentran un sentido, una orientación.

Con este panorama, las Escuelas hoy tienen que desempeñar en simultáneo funciones que corresponden a la familia, junto a las funciones curriculares: transmisión de conocimientos, prepararlos para la vida, atender las necesidades materiales de los chicos, y encima, como más responsabilidad aún  formar un encuadre legal en el centro de la Escuela misma para poder afrontar las subjetividades de los alumnos y también los maestros.

Para mantener este equilibrio es necesaria la construcción de proyectos futuros, pero basados no en la realidad actual del eterno presente, del minuto a minuto , sino crear una realidad basada en un futuro con proyectos alcanzables.

Las conductas violentas se aprenden en forma temprana, y lamentablemente podemos ver a diario que estos comportamientos tienen aceptación rápida y sin esfuerzos en estas sociedades enfermas. Hay ineficacia en las medidas de castigo dado que la mayoría de las veces aparecen tarde, y esto incrementa la posibilidad de volver a reaccionar con violencia.

En el niño, las experiencias positivas de si mismo, del mundo y de su relación con él, aparecen desde la vida dentro de su madre, la vida intrauterina.No es lo mismo ser un hijo deseado y amado, que ser un hijo tolerado, o en peores casos ser un hijo no querido y sentido como intruso.

El niño que experimenta violencia directamente o el abandono de su familia durante su infancia, aumenta enormemente las posibilidades de mostrar comportamientos violentos en etapas posteriores.

Las causas de las actitudes violentas que se dan entre los alumnos pueden ser múltiples, y podrían tener su origen en factores familiares, personales, escolares, en relación con sus iguales, a través de medios de comunicación y más.

(desarrollaremos en detalle principales factores en el próximo artículo) , entonces podemos decir que:

“LOS NIÑOS APRENDEN LO QUE ES VALORADO DENTRO DEL AMBIENTE FAMILIAR, SEA ESTO BUENO O MALO PARA EL RESTO DE LA SOCIEDAD.” (Violencia silenciosa en la escuela.A.Castro Santander)

DE PIE POR LA ERRADICACIÓN DE TODA FORMA DE VIOLENCIA EN LA FAMILIA Y LA PAREJA.

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