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Archivo para septiembre, 2011

CORTARME,DESTROZANDO MI CUERPO Y MI VIDA. La autolesión como escape de la violencia

“Tenía una quemadura en mi brazo, cuando saqué apurada una bandeja del horno. Ya casi tenía cicatrizada esa lastimadura que ocupaba una franja ancha de mi antebrazo. Estaba ansiosa, con miedo y sobresalto porque estaba por llegar El a casa. Mi vida ya era un infierno, era su esclava y mi mente era una lápida blanca y fría por espaciados momentos…

Esa noche llegó violento , dijo estar cansado y que había cocinado una porquería, empezó a empujarme, cuando intentaba levantarme me pateaba, asi me pegó hasta dejarme moretones en mis piernas, lastimó mi cara y dolió mucho ese golpe en mi brazo quemado.

Cuando se durmió, empecé a llorar , a tensionarme, a retorcer mis músculos del cuerpo, mi mente de pronto se nubló y arranqué de a pedazos las cáscaras de la quemadura, dolía mucho, sangraba, sangraba tanto..miraba correr la sangre y un éxtasis de dolor y alivio a la vez, aflojó mis músculos tensos, secó mis lágrimas, calmó el miedo, mientras yo seguía lastimándome más profundo y seguí sangrando por un largo rato…

No era la primera vez que me lastimaba, lo hacía desde que empezó a maltratarme, y empecé en mi pubertad donde en esa oscura casa mis padres peleaban, rompían, gritaban, lloraban… Hace unos años volví a cortarme, arrancar mis cáscaras y estoy marcada. Me siento prisionera de mi pareja y no sé cómo salir, sólo me voy cuando veo mis heridas sangrar, mi mente vuela a otro lugar, no sé donde, sólo sé que duele y tranquiliza a la vez..”

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Como podemos encontrar en el relato citado, de una mujer maltratada en su pareja de años de convivencia, la autolesión es uno de los comportamientos que tienen estas mujeres , como una forma de huir de esa violencia psicológica y física. Otra forma de “sacar afuera” el dolor y la impotencia que sienten frente a sus maltratadores. (más…)

Identidad Ausente:»Pégame pero no me dejes..» Tu Autoestima destruída

 

 

Muchas veces nos encontramos en tal situación de violencia instalada y dominante de parte del abusador, que paso a paso vamos destrozando nuestra personalidad, nuestros valores. Quedamos atadas y «ciegas», tanto que llegamos a decir frases como «no importa si me empuja o me pega, no quiero que me deje..», esto es totalmente triste y da fe de una mujer devastada.

«Aquella noche de sábado, El apareció con sus amigos en casa, sin avisarme sin consultarme. Nuestro bebé tenía que dormir pero ese griterío lo despertaba. El quizo que cocinara para todos, era tarde, pero no le importaba, en una hora aproximada estaban comiendo unas simples pizzas, y yo estaba agotada.En sus conversaciones con sus amigos me rebajaba, criticaba la comida, casi no podía decir palabra porque El me trataba de ignorante y estúpida. Nuestro hijo lloraba pues quería dormir, pero El me gritaba que callara al niño que lo atendiera, El no se dignó a ver cómo estaba su hijo. Pasaron unas horas, eran las 4 de madrugada y salía de casa con sus amigos, en realidad salía El también con ellos, y le pregunté si volvía pronto,    pero me insultó y con su cara de odio me dijo que me calle.Golpeó la puerta y salió. Pasaron horas, yo no dormía bien, me despertaba cada media hora sobresaltada, nerviosa y con miedo, quería que volviera y a la vez temía que me pegara o me empujara porque no le gustaba que le pregunte nada… Era ya de día, había sol, cuando me desperté asustada por el golpe de la puerta: había llegado. Vino hasta la cama y se me acercó, olía a alcohol, me agarró del brazo y me llevó casi arrastrando al comedor, me empujó contra la pared y me agarró del cuello, insultándome y gritando que no lo controle, que El volvía cuando quería, que nunca más le pregunte delante de sus amigos.., mientras me gritaba con su cara pegada a la mía ya me estaba ahogando, me soltó, y volvió a empujarme contra la pared…»estúpida, basura!, no me jodas más!»…me dijo, y se fue a dormir. Yo me quedé llorando sentada en el piso, mi hijito despertó y fui rápido a calmarlo para que no lo despierte a El y volviera a empujarme…porque en definitiva yo quería seguir a su lado…»

Probablemente te sientas identificada con este relato, donde tristemente podemos ver a una mujer ya dependiente, esclavizada, menospreciada, con miedo y con sus valores como persona ausentes.

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Los mecanismos por los que los hombres abusadores ejercen control, están muy relacionados con la reducción de la autoestima, la pérdida de identidad, la disminución de la integridad física de la mujer, y una depresión que va debilitando y destruyendo las esperanzas en la mujer. En este estado la mujer pierde capacidades personales y la invalida para enfrentar al abusador.

Al debilitarse la autoestima es fácil creer que probablemente «merecemos el maltrato» , que «somos un fracaso» y que casi no valemos nada.  La degradación, el aislamiento y la «cosificación» que experimenta la mujer, a su vez la convence de que tiene poco valor.

Tal es que , como vemos en el relato arriba citado, la autoestima queda destrozada. El sentimiento de desvalorización producto del abuso, refuerza la creencia de la mujer en que debe aceptar ese abuso. Y muchas veces el abuso mismo provoca respuestas psicológicas que permiten a su pareja continuar o empeorar estos abusos, tales como el abuso físico que destruyen la autoestima y contribuyen en muchos casos, a mantener esa relación perversa.

La reducción de la autoestima deja paso al abusador para ejercer más control. También la pérdida de identidad, la discapacidad física y la depresión son elementos que el abusador utilizará a su favor.

Socavando tu autoestima por tu pareja abusadora, también se produce progresivamente la pérdida de identidad. La constante degradación, maltratos psicológicos y físicos, hunden a la mujer en un abismo en el cual ya no puede identificar quién es. Esta mujer queda más imposibilitada aún ante el maltratador.

Así para poder pensar en encarar una vida independiente de su pareja, tiene que apoyarse en sus habilidades y talentos que forman parte de su personalidad, pero la mujer tan maltratada ya no tiene más acceso a estos recursos, ya que también se pisoteó su identidad y creen carecer de tales destrezas y capacidades. Este proceso se da en forma sutil y con el tiempo, y la mujer suele sentirse muy confundida e inseguras.

Todas estas formas de abuso de poder, se dan en esta red de terror de violencia emocional que padece la mujer maltratada con el paso del tiempo junto a su pareja abusadora.

Lógicamente, repito, es fundamental «ver» reconocer la violencia emocional desde los inicios, y así poner un freno, fijar pautas, ver que se cumplan, o bien terminar la relación. Sin embargo estando ya sumergida en esta situación, busca ayuda legal, judicial, asistencia social, donde estés, no calles, despierta porque no puedes seguir destrozando aún más tus valores, tu vida.

mientras, poco a poco, despierta! y comienza a darte valor, practica tranquila:

Aprender a decir NO. Poner límites, no hacer todo “para agradar”, o hacer cosas que no puedes o que van en contra de tus fuerzas.

Llenar tu mente de cosas positivas.

No te autoreproches, ni critiques, no te hagas responsable por agradarle.

POR LA ERRADICACIÓN DE LA VIOLENCIA EMOCIONAL, PSICOLÓGICA Y FÍSICA EN LA PAREJA Y LA FAMILIA.

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DETENER LA VIOLENCIA DE GÉNERO

La violencia emocional trae un dolor muy grande y consecuencias las cuales, de no ser frenadas a tiempo, aumentarán en grado, en dominación, en efectos negativos en tu salud física y psicológica. Todo abuso, sea agresión verbal, agresión sexual, o violencia física tienen un impacto emocional en las mujeres que lo sufren, este impacto es relatada por ellas mismas como lesiones que están recibiendo.

Una mujer que es “degradada” se percibe notablemente desvalorizada y no aceptada, produciendo en ella un profundo dolor y a la vez verguenza de si misma. Una mujer en esta situación describe conductas ultrajantes de parte de su pareja, tales como la constante calificación de : estúpidas, feas, malas madres, sexualmente incompetentes, y casi siempre paralelamente muchas son obligadas a mantener relaciones sexuales, y otros actos groseros satisfaciendo las necesidades fisiológicas del otro, por ejemplo. Estas conductas denigrantes van socavando la autoestima de la mujer , destrozándola mentalmente y comenzando a someterse al dominio de su maltratador.
Otros ejercen la degradación de su mujer tocando sus puntos más débiles, los cuales ya conocen muy bien debido a haberlas practicado antes y viendo el efecto que producían, explotando así esta agresión que quedó abierta desde la primera vez que el maltratador la utilizó. Como por ejemplo maniobrar y atacar la inteligencia o la capacidad intelectual de su mujer tratándola de ignorante o incapaz, etc.

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Detener la violencia emocional, psicológica, es fundamental hacerlo desde los primeros síntomas que se presenten, sean sutiles o directos. Es necesario poner freno mediante un diálogo que conduzca a una solución positiva y justa para ambos. O bien , en caso de ver que esta pareja no cede en sus impulsos ni intenta, ni le interesa llegar a una solución, ver entonces la posibilidad de un corte en esa relación , que un futuro es casi seguro se tornará violenta.

Visita: http://superalaviolenciaemocional.com/blog/

Sangrando,Lastimarme para huir de la violencia.Autolesión

«Miraba la sangre correr por mis brazos…, me gustaba, me asustaba, me dolía y me tranquilizaba. Tenía entonces, creo, unos 10 años cuando empecé a arrancar de mis brazos y piernas todas las cáscaras de heridas que querían sanar..pero yo no las dejaba..yo quería verme sangrar, y a pesar de los esfuerzos de mi madre: castigos, guantes, golpes, etc., yo seguía con este ritual que en el fondo me gustaba. Cuando fui adolescente ya casi no me lastimaba, tuve unos años de sangrar menos..bastante menos, quizás encontraba placer en otras cosas… , estudié, trabajé. Pasaron los años y conocí a quien fui mi marido, quedé embarazada, estaba trabajando, dejé las cosas que me gustaban y me hacían bien.., antes del año de convivencia comenzó la violencia, primero psicológica y verbal..entonces volvió a surgir ese gusto , dolor y placer juntos de verme sangrar, otra vez empecé a lastimarme, arrancar las cáscaras y volver a sangrar…, aún embarazada lo hacía ocultándolo a mi doctor , ya que lastimaba mis brazos y mi espalda..Un año después la violencia en casa creció, no pude ni sabía frenar esta violencia psicológica, entonces comenzaron los golpes, discusiones por cuestiones importantes como nuestra hijita, o triviales , por dinero (que él me sacaba de mi sueldo) por que nos dejaba solas, etc. Todas las razones llevaban a los golpes, El volvía a casa drogado y no se le podía hablar…Quería hablarle y tratar de razonar lo que nos pasaba pero era para pegar, marcarme, dejarme moretones en mis piernas, sus dedos marcados en mi cuello, por tirarme contra la pared para inmovilizarme y acercarme su cara furiosa insultándome y maltratando mi mente ya casi destruída, lastimando mi cuerpo, destrozando mi personalidad también gastada por mis propios maltratos, arruinando la mente de nuestra pequeña hija. Desde esos años, algunas veces al año lastimo mi piel y me veo sangrar y sangrar.. esa mezcla de dolor , placer y tranquilidad está dejando marcada mi piel con manchas marrones, cicatrices de heridas que vienen de un corazón y una mente atormentada desde hace más de 30 años…»

 

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Tú que estás viviendo en violencia emocional, psicológica y/o física en tu pareja, sufriendo maltratos mentales y físicos, quizás te sientas identificada con este artículo, ya que es probable que Tú te estés lastimando, mediante autolesiones, heridas que te provocas como otra vía de escape de esta terrible vida, como si esa descarga te tranquilizara, creando erróneamente en tu subconciente un estigma de deshago que en definitiva te hunde más en depresión, y sigue esclavizando tu vida. (más…)